lunes, 6 de diciembre de 2010

La irreversible y la insensible

¿Será que soy demasiado joven? ¿Será que soy nieta y no hija? ¿Será que no tengo sentimientos?

A mí la muerte siempre me había pasado lejos. O no taaan lejos, pero en ese momento definitivamente no la comprendía. Hasta el año pasado.
El año pasado falleció mi abuelo, a quien amaba y amo con todo mi corazón. Dentro de unos minutos se cumple exactamente un año.

Hoy venía en el auto con mi tía y mi abuela (su viuda) y hablaban de lo difícil que es volver a lugares que te recuerdan los momentos en los que la persona fallecida aún vivía.

A mí no me pasa eso. A mí recordarlo me hace bien. Ir a los lugares donde estaba antes e imaginarme que está todavía, o el simple hecho de rearmarlo en mi memoria me hace feliz. No me gusta la idea de que los momentos no se repitan, pero acordarme de él y reproducirlos sí, me reconforta.

No entiendo quizás por múltiples razones eso de hacer de la muerte algo tan trágico. Quizás esos dos sueños que tuve con él me ayudaron a verlo de otra manera. Cuento los sueños, porque demuestran lo loco de la mente del ser humano: Vuelvo al día en que se murió, siendo concsiente de que está muerto. De repente lo miro y veo que tiene los ojos abiertos o algo así y él me dice "Tengo poco tiempo, pero contame un poco qué anduvo pasando". En un largo discurso le resumo lo que fue de mi vida desde la última vez que "me lo encontré en un sueño" hasta ese día, después de eso me da un beso y se vuelve a dormir. Yo... me despierto absolutamente en paz y feliz.

La muerte es parte de la vida, pece a que parezca ironía. Una parte inevitable y supongo que al que la "vive" le resulta un alivio. Mi abuelo se murió de cansancio... Y se murió porque quiso. Me sentiría muy egoísta y egocéntrica si lo lamentara con tanta energía y no la pudiera aceptar... y más que eso, algo así como asumirlo*, aunque no es la palabra que estoy buscando.


Hoy hace un año que lo extraño y lo voy a extrañar toda la vida, porque era de las personas más importantes de mi vida y de la vida de mucha gente que quiero y sé que lo necesita... Pero lo voy a recordar, mucho y con mucha fuerza, para poder hoy, después de un año, volver a tenerlo conmigo una vez más.


* me di cuenta de que la palabra en la que pensaba era "asimilarla". Lo que quiero decir es que hago de la muerte de la persona una parte de mí, pero sobre todo una parte de la persona. Es difícil transmitirlo en palabras.

1 comentario:

Jade dijo...

La muerte nos parece tan extraña a todos. No creo que esté mal y que seas insensible sólo porque la afrontás de otra forma

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