jueves, 30 de junio de 2011

Escucho voces que me dicen andate y a dónde vaya siempre voy a llevarme

                                  

Tiene algo mágico adentro suyo, pero se pierde y sin darse cuenta, en sus bailes neuróticos, entre esto y aquello, va cayendo. Yo creía que era un alma inquieta e indecisa, que sólo buscaba definirse a sí misma.

Sale de la ducha desnuda, se mira al espejo y así se ve, desvestida y penetrable, cuando quiere ser todo lo contrario, por eso, va probándose vestidos uno tras otro, preguntándose con entusiasmo dónde estará el que está hecho para ella, pero aterrada de la posibilidad de haberlo descartado hace mucho tiempo, equivocada.

Ella mira hacia la nada y siente libertad.

Siempre intensa y extremista, se va llevando puesto el mundo sin pedir permiso ni perdón. Borracha de ideas cree encontrarse, pero se pierde de nuevo. Y ante cada pérdida, un duelo. Debe cortar aquel extranjero (de sí misma) entusiasmo que ya es casi material. Cortarlo de a poco no sirve, hay que hacerlo con furia, y con un cuchillo lo deshace, aplicando la fuerza de toda esa bronca que tiene adentro. 

Ella busca entre la nada, porque siente libertad.

En la vida, aunque parezca un refugio, es todo engañoso y lo que parecía que nos iba a proteger termina sólo haciendo daño. Nos vivimos enredando, involucrándonos hasta la médula y nos perdemos a nosotros mismos. Pero negrita, querida, no estás sola, a vos y a mí nos une la (a veces maldita) suerte de sobrevivir. A las dos nos confunde que lo que tiene que dar placer resule en puro sufrimiento, que no haya nada más real que la mentira y que lo que nos lastima nos suene a libertad. 

Ella hoy florece en el centro de lo más nosivo que hay y yo lo único que quiero es abrazarla para que se despierte y pueda vomitar todo ese pasado terrible y esos secretos que hoy la perturban adentro. Hoy le pido que brinde consigo misma, pero que lo haga conciente y no desde lo inexistente.

Ella se acomoda en la nada, porque quiere libertad.

La vida es esto y es mucho más, y a veces desconcierta que lo que pintaba ser sólo belleza y felicidad se oxida y se corroe. Te quiero y te entiendo, porque uno lo desea con todo su ser, se encapricha y se pregunta "¿Por qué mierda a mí no me salieron bien las cosas?" y volvemos a la infancia exigiendo que alguien nos explique, y nos consuele. Te repito, amiga, que no estás sola, y espero que el sentimiento (te) reviva entre tantas razones para frenar y a la vez te empuje hacia acá de nuevo.


Flaquita, la libertad y ser feliz, se eligen. Dejá de intentar y sé, hacé, disfrutá... VIVÍ.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta bueno, ¿un poco bajon?

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