Protagonizada por Julio Chavez y Karina K, Sweeney Todd narra la historia de un barbero que regresa de la cárcel buscando venganza. La de este musical fue realmente una superproducción. Musicalmente es una obra compleja, sus armonías e intervalos dan unos giros inesperados que de no ser bien interpretados arruinarían por completo la obra. Los músicos y los cantantes superaron ampliamente mis expectativas, incluyendo al inmenso Julio Chávez, con tanta experiencia en la actuación, pero primerizo como cantante. Este detalle era lo que generaba dudas acerca de la obra, ya que su personaje es bastante complicado. Sweeney Todd debe ser representado como un asesino despiadado, que a causa de su imparable sed de venganza ya no distingue entre buenos y malos, pero a la vez despertar la ternura, la simpatía de aquel que ha sido injustamente castigado por un político corrupto. A la vez, musicalmente, también exige bastante, pero el resultado fue impresionante. A decir verdad, desde la primera escena, a pesar que no canta ni habla ni una palabra, a uno le nace aplaudirlo. Lo que sucede es que su presencia es suficiente y desde el principio su virtuosa actuación es más que evidente.
La obra empieza fantástica: fiel a su género el coro, que se destaca por las voces de quienes lo componen, comienza a contar -o cantar, en realidad-, introduciéndonos en la historia, que de simple y vacía (prejuicio que se tiene sobre los musicales), no tiene nada: Benjamin Barker era un reconocido barbero de la Fleet Street, con una vida feliz junto a su mujer y su hija, Johanna. Un malvado juez, envidioso de su felicidad, lo envía (injustamente) a la cárcel, a su mujer al manicomio y se apropia de Johanna. Quince años después Benjamin se escapa y vuelve a Londres, buscando venganza. Allí conoce (o se reencuentra, mejor dicho) a Mrs. Lovett, que lo ayuda a cumplir su cometido. Hemos aquí a la verdadera “joyita” de la obra: Karina K. La gran ovacionada, que haga lo que haga, siempre se lleva todos los aplausos. Lo único capaz de definir su desempeño en el escenario es “MARAVILLOSO”. Su voz, su actuación, todo lo que hace es de una excelencia admirable. Es simplemente deslumbrante. Tampoco quiero dejar de nombrar a Fernando Dente (Anthony), que baila y canta cada día mejor y mucho menos a Roberto Pelloni (Pirelli), que como siempre, me fascina con cada uno de sus personajes. Por último, pero no por eso menos importante, más bien lo contrario, Walter Canella (Tobby) se impone con su gran trabajo con el falsete y su actuación que por momentos lo vuelven el protagonista de la historia.
Por supuesto también merece ser nombrado y muy aplaudido, Alberto Favero que cumple fabuloso con su rol de director y logra con una pequeña cantidad de músicos (12, para ser exactos) cubrir perfectamente las exigencias de la partitura, claramente inspirada en el músico Mahler, llevándola a un nivel de precisión asombroso.