Esc. 1
Exterior – Jardín trasero – Noche
Todo está completamente oscuro, a lo lejos se distinguen unas luces.
Grillos.
Cuerpo choca contra el pasto.
Gemidos de esfuerzo.
Viento.
El viento helado, fuerte mueve las hojas de las plantas muertas mientras JULIO (42) arrastra al hombre aún vivo pero inerte, que va llenándose de pasto seco a medida que avanzan. En su otra mano brilla un cuchillo ensangrentado con mango de marfil tallado.
Avanzan por el costado izquierdo de la casa. A un lado del camino hay plantas secas. Unos metros delante, junto a una planta completamente deshojada y marchita, por entre dos árboles, JULIO divisa el pequeño pantano de barro y agua estancada de río, poco profundo que divide su propiedad de la vecina. ELADIO (55) gime, JULIO camina más rápido. Frente al barrizal, toma con fuerza a ELADIO y lo arroja hacia allí para luego saltar él mismo. ELADIO, despabilado por el agua, lo mira a los ojos. JULIO, en un arranque de violencia lo toma del cabello y presiona su rostro contra fondo. ELADIO se agita y en segundos deja de moverse. JULIO lo carga hacia la corriente del río, dejando que el agua se lleve el cuerpo.
Esc. 2
Exterior – cementerio - Mañana
Hay nubes, el viento sopla. Un CURA habla, pero se escucha apagado. IRENE (48), rostro común, que aparenta su propia edad, viste de luto, un chal de piel, un sombrero con velo y un rodete muy tirante. Se le ven las raíces grises del cabello. Tiene los ojos perdidos y llorosos, pero inexpresivos. JULIO la toma por el brazo, le acaricia la espalda y la besa en la coronilla. Está seria pero afligida. En el centro del gentío hay un cajón de madera oscura, abierto, lleno de flores. Una lápida de piedra gris tiene un texto tallado: “ELADIO Berger 1902-1957”.
IRENE
¿Vos viste cómo nos miran, JULIO?
JULIO
No me parece que tengas que preocuparte por eso en este momento.
IRENE
Pero me miran como si yo lo hubiera matado, estoy tan triste como ellos. Era mi marido, ¿es que nadie se acuerda?
JULIO (irritado)
Todos nos acordamos, IRENE.
IRENE
¿Vas a empezar vos también?
JULIO
No, perdoname. En serio, ahora no te preocupes por lo que piensen ellos. Preocupate por vos, por favor. Y no pretendas grandes cosas de esta gente.
Más lejos una señora (67) también de negro le habla a su tía (88). Ninguna está triste y los miran fijo.
SEÑORA
La verdad es que no entiendo a esos hermanos, tía.
TÍA
No, yo tampoco. ¿Qué le vio a la solterona esa, ELADIO?
SEÑORA (ríe entre dientes con ironía)
¿Vos viste esa casa que tienen en el Tigre? Será un poco rústica, pero vale lo suyo. Viven ahí hace años, antes vivían con sus padres y luego se quedaron solos, hasta el casamiento, que ella se mudó a lo de su marido, que en paz descanse. Además heredaron de algún familiar…
TÍA
Ah, ya veo de qué se enamoró ese desgraciado… Pobrecito igual, cómo terminó.
SEÑORA
Sí, pobrecito. ¡Pero mirala a la bicha esa! Ni una lágrima.
TÍA
Y no apareció… ELADIO se ahogó, dicen, ¿no?
SEÑORA
Sí.
TÍA
Ya veo…
Ambas dirigen su mirada hacia IRENE.
Esc. 3
Exterior – jardín delantero – Noche
Rodeada de un extenso jardín una casa pequeña de dos pisos, con un muelle corto, hileras de árboles que la separan de la rivera, el pantano, arbustos secos con ramas retorcidas y grises. Un árbol quemado caído, árboles altos y delgados. Se oye el ruido de un barco y pasos en el muelle. JULIO e IRENE están vestidos como en el funeral y entran a la casa abrazados. IRENE tiene una urna en la mano. El primer piso es un único ambiente: una sala de estar, un comedor y una cocina. JULIO cierra la puerta y suspira, como aliviado. IRENE no reacciona.
JULIO (angustiado)
Sabés que siento muchísimo lo que pasó, pero espero que el volver a vivir acá, entu hogar, te ayude a sobreponerte.
IRENE apoya la urna sobre la salamandra y agarra una manzana de la cocina y la lava. Hay cuchillos colgados de una barra de madera, pero ella abre un cajón y saca el cuchillo de mango de marfil tallado. JULIO está sorprendido, IRENE corta la manzana a la mitad y la coloca en un plato.
IRENE (aún inexpresiva)
Gracias, JULIO. Disculpame, pero necesito irme a dormir.
IRENE besa a su hermano en la mejilla, él le pone el pelo detrás de la oreja y la mira con ternura. Sube las escaleras. JULIO, preocupado, la sigue con la mirada.
Esc. 4
Interior – Sala de estar – Noche
IRENE teje y JULIO lee. Están los dos sentados en grandes y cómodas poltronas de amplio respaldo. IRENE frena el tejido para sonarse el cuello. Se queja, se frota la nuca. JULIO levanta la vista por encima de sus lentes de lectura y la observa.
JULIO
¿Estás bien?
IRENE
Sí, me duele un poco nada más. No estuve durmiendo bien.
JULIO
¿Querés que te haga masajes? Soy muy bueno, ¿te acordás?
IRENE
No hace falta.
JULIO
Dale, dejame.
JULIO se acerca y comienza a hacerle masajes. IRENE tira la cabeza hacia delante. JULIO mira las piernas de su hermana, que asoman por debajo de la falda.
Esc. 5
Interior – Comedor – Noche
Los hermanos comen en silencio en una mesa ancha y larga, pero solo ocupan la punta que da a la ventana del frente de la casa.
Ruido metálico de los cubiertos.
Reloj de pie.
Los dos están serios. Intermitentemente cambian de rol: mientras uno mira el plato, el otro lo mira fijo. JULIO va a buscar algo a la cocina y ve que en la barra de madera donde cuelgan los cuchillos queda solo el que había usado para matar a ELADIO.
JULIO
¿¡Por qué faltan todos los cuchillos?!
IRENE
¡Ey! Tranquilo. Los saqué porque hay que llevarlos a afilar.
JULIO
¿Y por qué dejaste ese?
IRENE
Porque ese tiene buen filo. ¿Qué te pasa?
JULIO no responde. Siguen comiendo. De afuera el sonido de golpes, un ladrido y el aullido de un perro. JULIO, sobresaltado mira hacia la ventana. IRENE, da un vistazo rápido y sigue comiendo.
JULIO (asustado)
¿Vos escuchaste eso?
IRENE
Sí, no sé qué le pasa a ese perro.
JULIO se acerca a la ventana. Ve su reflejo en el vidrio, se sobresalta y cierra los postigos.
JULIO
Cuando te fuiste la casa se estaba volviendo tenebrosa.
IRENE
¡Que ridículo! No entiendo qué te pasa hoy.
Los dos siguen comiendo, IRENE simula que no le importa, pero está intranquila. JULIO inquieto no deja de mirar hacia la ventana cerrada.
Esc. 6
Interior – sala de estar – noche
JULIO e IRENE están junto a la salamandra. IRENE, en su butaca teje, JULIO fuma su pipa mirando la nada. Están enfrentados, de perfil a la salamandra que divide la sala de estar del comedor. IRENE le da la espalda a una ventana de vidrios opacos amarillos. JULIO está de frente. Las hojas de la ventana tiemblan y golpean suavemente por efecto del viento.
Chapoteo
IRENE no lo nota. JULIO levanta la mirada del libro y escucha con atención.
Pasos que se acercan
A través del vidrio, se refleja la sombra de un hombre que, rengueando va hacia el ventanal, levanta un brazo y golpea el vidrio, coincidiendo el golpe exactamente con el ruido de un trueno. JULIO que tiene el rostro deformado por el miedo, está pálido y aterrorizado. Grita y se arrodilla frente al sillón de IRENE, le abraza las piernas y apoya su cabeza en su regazo. IRENE le acaricia la cabeza con afecto y se ríe.
IRENE
No me acordaba de que le tenías tanto miedo a las tormentas.
JULIO
¡NNN… NO! Shhh… ¡Vi a un hombre en la ventana, IRENE, mirá!
IRENE (asustada)
JULIO, no seas ridículo.
IRENE se levanta y mira hacia allí. Cae un rayo, haciendo que la ventana se ilumine por unos segundos. Se ve la sombra de las hojas de alguna planta. IRENE se atemoriza, pero intenta disimularlo. Un trueno aún más fuerte anuncia el inicio de una tormenta, y las gotas de lluvia golpean contra el vidrio. El reloj suena con fuerza. IRENE mira con reproche y un poco de burla fingida a JULIO.
JULIO
Bueno, igual es tarde. ¿Por qué no vamos a dormir?
IRENE con alivio toma el suéter a medio hacer, las agujas, y guarda todo en una cesta.
IRENE
Vamos
JULIO
Yo ya voy, me hago un te y subo. ¿Querés?
IRENE
No, gracias, que duermas bien.
JULIO le da un beso tomándola por la cintura y le acaricia la espalda. IRENE lo mira sorprendida, pero lo deja, y se va. Él se acerca a la ventana de los vidrios amarillos y con miedo, tembloroso, las abre para cerrar los postigos. Va hacia la cocina, y de un cajón toma tres candados. Uno a uno va trabando las ventanas con más madera, clavos y cerrajería. Finalmente toma las llaves del cajón y cierra las puertas de la casa, de atrás y adelante, para luego guardarlas en el bolsillo y subir corriendo por las escaleras.
Esc. 7
Interior – Comedor - mañana
IRENE baja por las escaleras y JULIO ya está desayunando. Ella mira las ventanas.
IRENE
JULIO, ¿qué pasa? ¿Por qué está todo tapado?
JULIO
IRENE… afuera hay algo.
IRENE
¿Cómo “algo”?
JULIO
No sé, pero lo mejor es que quede todo como está. Hasta que no sepa qué es lo que hay afuera no quiero abrirlas. Tenemos comida suficiente como para durar meses acá tranquilos.
IRENE se sienta al lado de su hermano, que la abraza protegiéndola. Le acaricia el brazo, IRENE se mira el brazo que le acaricia para luego dirigir su mirada rápidamente, fija, hacia un rincón de la sala de estar donde hay un gran portarretratos con una foto en blanco y negro de una pareja vestida de casamiento.
Esc. 8
Interior – Baño – Noche
JULIO se está poniendo espuma de afeitar con una brocha cuando le da un escalofrío y se queda muy quieto, escucha atentamente.
Ruido de murciélagos.
Viento.
Algún sonido indefinido de lejos.
Arriba, los pasos de IRENE.
Continúa afeitándose. Cuando se enjuaga la cara, todavía con los ojos cerrados, se seca con la toalla. Quedan libres solo los ojos, los abre y mira hacia el espejo, donde se refleja ELADIO, mojado y ensangrentado. Rápidamente se da vuelta, pero no hay nada. Mira de nuevo al espejo, tampoco. Se seca rápido y se va. En el lugar donde estaba ELADIO se ve un charco de agua. Ruido de llaves cerrando la puerta.
Esc. 9
Interior – Habitación – Noche
IRENE ordena una habitación de un hombre. Hace la cama. Toma la sábana de arriba y antes de ponerla, las huele profundamente y con los ojos cerrados las abraza. Hace la cama. Un pesado libro cae del armario. IRENE se sobresalta y se acerca, el libro está abierto, es un álbum de fotos. Lo cierra marcando donde se había abierto con un dedo. En la tapa dice “Adela y Naúm”. Mira de nuevo la fotografía dónde se había abierto: una foto de la familia, todos de la mano: una niña, los dos padres (los mismos que en la foto del casamiento) y un niño. En la otra, su PADRE con expresión muy seria. IRENE devuelve el álbum a su lugar, entrecierra la puerta y sigue tendiendo la cama. La puerta se abre con fuerza y golpea la pared con ruido sordo. De nuevo cae el álbum, pero ahora abierto en otra foto: Una foto de su MADRE regalándole un dije de la virgen niña a una niña en su comunión, En la otra una estampita de Jesús. IRENE mira con horror, lo cierra rápido y lo vuelve a guardar. Se da vuelta rápidamente, mira hacia atrás y hacia los costados. La pesada cruz colgada en la pared cae.
Ruido de brisa
De afuera, viento fuerte.
A IRENE se le erizan la piel y espantada corre escaleras abajo.
Esc. 10
Interior – Comedor/sala de estar - Noche
IRENE baja corriendo las escaleras, JULIO cierra con llave la puerta del baño.
IRENE
¡Julio, hay algo arriba! Tenemos que irnos de acá rápido.
JULIO la mira con miedo y desesperación.
JULIO
¿Pero a dónde querés ir? Irene… están afuera, en el baño, arriba. Nos tiene encerrados. Nos va a matar, Irene.
IRENE desesperada mira para todos lados, abre una puerta al lado de las escaleras. Una corriente fuerte le vuela el pelo. La urna encima de la salamandra se cae y se rompe, esparciendo cenizas por la habitación. Un retrato familiar también, se le rompe el vidrio. JULIO e IRENE se miran con pánico, se dan las manos y corren juntos hacia la puerta del sótano.
Pasos escaleras abajo
Rumor del viento muy fuerte
Esc. FINAL
Interior – sótano – noche
A la luz de una única vela, IRENE y JULIO se miran con miedo. Están tomados de la mano, muy juntos. JULIO pasa su brazo por detrás de los hombros de su hermana que apoya la cabeza en su pecho.
IRENE
Tengo una idea. Dame la vela.
(Alejándose)
Acá me siento un poco más tranquila. Vos necesitás relajarte también
JULIO le da la vela a IRENE, que se aleja unos metros, dejandolo en completa oscuridad. El viento, fuera, ruge con fuerza impresionante. La vela en el platito amenaza con caerse, pero rápidamente IRENE logra estabilizarla. Le castañean los dientes y le tiembla todo el cuerpo. La madera cruje bajo sus pies. Con el pequeño haz de luz de la pequeña llamita va iluminando a lo largo de la pared, donde cuelgan distintas herramientas filosas que a medida que pasa le provocan escalofríos. Igualmente toma una y la estudia con minuciosidad.
IRENE
Raro esto… ¿no?
La inspecciona por todos lados y mira hacia atrás, a JULIO, nerviosa. Él mira hacia la pared de en frente, como buscando. IRENE sacude la cabeza como para salir de un trance. Sigue iluminando la pared hasta que encuentra un armario. En el estante de más arriba hay elementos de limpieza. En el del medio hay alguna vajilla rota y otra sana pero vieja. IRENE toma dos copas de cristal con un poco de polvo, las sopla y las deja a mano en el estante del medio. Corre unos platos y deja a la vista una caja de madera. La saca del armario, la abre con esfuerzo y toma una botella de vino con telarañas y suciedad que corre con la mano. En la etiqueta se lee “Cosecha 1910”.
IRENE
¿Te acordás cuando veníamos a jugar a acá? Desde hace tantos años que están estos vinos…
JULIO (la voz se oye desde más lejos)
¿Vinos? Brindemos, entonces.
IRENE tapa la caja de madera y la devuelve a su lugar. Cuando toma la vela, sin querer, en el estante de los elementos de limpieza, ilumina una botellita: “Veneno para roedores”. Duda un momento, pero finalmente toma la botella.
JULIO
¿Qué hacés?
IRENE (con un leve tono de nerviosismo)
¡Nada! abro la botella.
JULIO
Bueno, te espero.
JULIO escucha atento, mira para todos lados. Se para y busca a tientas en la pared algún interruptor. IRENE mira exaltada hacia el lugar donde está JULIO, temblorosa. Destapa el vino y, con sumo cuidado y silencio, la botella del veneno. Mira de nuevo hacia atrás y aún más estremecida, vierte el líquido venenoso en la botella de vino. Tapa el pico con la mano y la agita un poco para mezclar.
IRENE
¡Ya estoy yendo!
Toma la vela, lleva el vino abierto hasta JULIO, que le tira de una mano para hacerla agachar un poco el cuerpo y le da un abrazo cariñoso. IRENE lo devuelve con fuerza. Se aleja y rápidamente vuelve, con las dos copas. JULIO huele el vino, IRENE lo observa perturbada. JULIO suspira.
JULIO
Va a ser un buen vino
IRENE
Sí. El mejor de nuestras vidas.
JULIO sonríe y la mira con ternura.
JULIO
Siempre quise brindar con vos.
IRENE
Yo no sé si siempre, pero es lo que corresponde.
Sonríe. Chocan sus copas y beben el vino de la copa de un sorbo. Se sirven y beben reiteradas veces, luego se abrazan una vez más. Las puertas golpean, en el jardín el viento sopla violento. El río está crecido y enardecido. A lo lejos, algo que no se distingue flota en el agua, arrastrado por la corriente.