domingo, 21 de noviembre de 2010

Friends will be friends


 Este año empecé la facultad, y me di cuenta de lo mucho que eso me cambió. La UBA tendrá mil quilombos y desventajas, pero me abrió la cabeza de una manera impresionante y positiva.

Cuando empecé, pensé en todos los años (13, para ser exactos) que hacía que veía cada día de mi vida a las mismas personas y lo bien que eso me hacía. Me asustó pensar en que la Universidad nos iba a cambiar a todos, me asustó pensar que podíamos darnos cuenta de que después de tanto tiempo lo único que nos unía, más allá del cariño que nos


tuviéramos, era ese simple hecho: compartir cada día de nuestras vidas las 8 horas de colegio. Me dio miedo, pero sobre todo la distancia de mis mejores amigos, los que más quiero y los únicos que me importa mantener.


La realidad es que sí, la Universidad nos cambió a todos, no solo internamente, sino que además existe un impedimento inevitable: los horarios. No solo tenemos que ir a cursar, también hacemos miles de actividades y eso nos deja poco tiempo, y el poco tiempo de uno no siempre coincide con el del otro.

Ayer me di cuenta de que soy otra persona distinta a la del año pasado, mis amigos también. Pero de la misma manera que el cambio del colegio a la UBA para mí fue positivo, a pesar de lo asustada que estaba, descubrí que pasó lo mismo con mis amigos. El cambio, el verlos menos, me embola y a veces me espanta. ¿Seremos capaces de mantener la amistad a pesar de todo? Yo hoy creo que sí, sus "nuevas personalidades" encajan perfectamente con la mía, y si antes me sentía unida a ellos, ahora lo siento aún más, porque veo los miles de obstáculos que tenemos, y aunque nos veamos cada dos semanas, el amor lo siento más fuerte.

En fin, amo a mis amigos con todo mi corazón. Y lo quería decir.


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