martes, 29 de junio de 2010

Mucho amor, mucho amor...

Todos se enamoran de todos y se aman y son felices...

¿Pero por qué no se van a las RE conchas de sus madres #@¬?%$*!&?

[inserte allí (confío en su capacidad de deducción) fuertes insultos varios que tengo paja de redactar]

Yo apoyo el matrimonio para todos

De:Osvaldo Bazán

En:Critica
Del:'09

El niño homosexual está en guerra. No sabe todavía que es homosexual. Ni que está en guerra. También desconoce las causas de ambos hechos. Sin embargo, nació en guerra. Maldición, la de haber sido parido en territorio enemigo.

El niño judío sufre la estupidez del mundo y vuelve a casa y en su casa sus padres judíos le dicen “estúpido es el mundo, no vos”. Y le hablan de por qué esta noche no es como todas las noches y le cuentan de aquella vez que hubieron de salir corriendo y el pan no se levó. Le dan una lista de valores y tradiciones y le dicen: “Vos estás parado acá”. Y sabrá, el niño judío, que no está solo.

El niño negro sufre la estupidez del mundo y vuelve a casa y en su casa sus padres negros le dicen “estúpido es el mundo, no vos”. Y le hablan de la cuna de la humanidad, de un barco, una guerra. Le dan una lista de valores y tradiciones y le dicen: “Vos estás parado acá”. Y sabrá que no está solo.

El niño homosexual sufre la estupidez del mundo y ni se le ocurre hablar con sus padres. Supone que se van a enojar. Él no sabe por qué, pero se van a enojar. Y para sus padres, lo peor, es creer que su hijo no es como ellos.

Se enfrentará con algunas tonteras el niño homosexual. Será parte de una minoría con la cual, las relaciones que han establecido las mayorías han sido, generalmente, de crueldad. Las mayorías heterosexuales se han creído, a lo largo de los siglos, moralmente superiores y por lo tanto, con derecho a decidir cómo tienen que vivir todos los demás. La homosexualidad –en realidad, todas las sexualidades no reproductivas– fueron pecado para las religiones, fueron enfermedad para la ciencia y fueron delito para el derecho y los Estados. El poder no nos ha querido nunca.

El niño homosexual, sólo por haber nacido homosexual, sólo por haber sido parido en territorio enemigo, está en guerra con la religión, con la ciencia y con el Estado. ¿Cómo podría enfrentar un niño una lucha tan desigual? ¿Con qué armas? ¿Dónde está el adulto que lo escuche?

Con el tiempo, la ciencia que un día había decretado que la homosexualidad era una enfermedad, con la misma ligereza, decretó otro día que no lo era. No pidió perdón, pero por un decreto afirmó que éramos enfermos, y por otro, que ya no lo éramos.

Fue la primera de las tres fuerzas que reconoció el error. No, perdón no pidieron.

Ahora algunos señores representativos de la sociedad argentina 2009 deberán decidir sobre qué piensa hacer el Estado con estas minorías. Una posibilidad cierta sería matarnos a todos, hacerse cargo de la superioridad moral que se vienen atribuyendo y dejar un mundo binario; ir contra la naturaleza –que es variada y multisexual– y decidir que lo único que tiene derecho a existir es el hombre y la mujer, llamándole hombre a todo el que nació con pito y mujer a todo el que nació con chochi y listo. Y que necesariamente deben enamorarse entre sí para procrear. Podrían agregar un inciso en donde se elimine también a todos los estériles. El matrimonio, para esta posibilidad en donde sólo es un extensión legal para la procreación, se extinguiría apenas hombre o mujer ya no puedan cumplir su función reproductora. Allí, podrían ser eliminados también.

Otra posibilidad es que todo siga como hasta ahora. Que las mayorías heterosexuales no se hagan cargo de que nos imponen a todos los demás cómo debemos vivir. Que sigan disimulando que nuestras uniones le reportan al Estado los días de trabajo que no nos tomamos por unirnos; que las obras sociales nos cobren como solteros; que debemos pedir los créditos como solteros; que no tenemos asegurada la herencia después de haber vivido toda una vida con la persona que elegimos; ni siquiera la posibilidad de acompañarlo en la terapia intensiva. La posibilidad, si todo sigue como hasta ahora, es que nos digan “ustedes tienen los mismos derechos que nosotros a ser heterosexuales”, frase que oculta una verdad: no nos dan derecho a ser homosexuales. ¿Por qué no tenemos ese derecho? Porque somos minoría.

El matrimonio es una institución civil de la que se apropió la Santa Iglesia Católica y la convirtió en sacramento. Indisoluble. Monogámico. Y sagrado. En eso estamos de acuerdo. La Santa Iglesia Católica miente cuando dice que el matrimonio es “Lo que Dios ha unido”. El matrimonio es un sacramento indisoluble, monogámico y sagrado desde que así lo consagró el IV Concilio de Letrán, de 1215. Sus autores fueron hombres reunidos con fines políticos y económicos concretos, quienes interpretaron y monopolizaron la palabra de Dios a su antojo y necesidad. Que el matrimonio heterosexual y monogámico fuera definido como sagrado instauró una primacía que excluyó cualquier otro tipo de relación. De allí a la hoguera había un solo paso y no tardó nada la Santa Iglesia Católica en darlo. Es tan grande el malentendido que nadie explica cómo durante doce siglos de catolicismo nadie habló de esa unión conocida como matrimonio como algo sagrado. Es cierto que cuando se tratan estos temas, muchos ciudadanos armados de sentido común pregonan: no se puede criticar con los conocimientos y en el contexto de hoy lo que hicieron esos hombres en 1215. Es un error académico garrafal hacerlo. Nada parece más sensato. Si por un milagro uno de esos lobbystas de 1215 llegase a vislumbrar el mundo contemporáneo no viviría más de cinco minutos. Moriría de un susto de tan cambiado que está todo. Ahora bien, si es tan de sentido común, tan lógico no poder criticar hoy el pensamiento de hace ochocientos años ¿cómo se les ocurre que podemos vivir de acuerdo con una ideología pensada para la vida cotidiana de hace ochocientos años? En todo caso, los lobbystas del IV Concilio de Letrán aseguraron también que el matrimonio era indisoluble. Hemos podido comprobar que no lo es. Y Dios no dejó de ser Dios por eso.

A comienzos del siglo IV, el emperador Constantino proclamó al cristianismo como religión estatal del Imperio Romano, lo cual obligaba a todos los ciudadanos a cumplir con los preceptos católicos. Al convertir la ley canónica en legislación civil para toda Europa, la conducta sexual, que Grecia y Roma no habían reglamentado por pertenecer a la esfera de los derechos privados, pasaba a ser regulada por las autoridades civiles y eclesiásticas. En el siglo IV comenzaba a morir la libertad individual.

Ha pasado suficiente tiempo. Ha sufrido mucha gente.

Hoy tenemos la obligación de pensar todo otra vez.

“¿Entonces si mañana alguien quiere que el casamiento sea entre tres personas, hay que aceptarlo?”. Si el casamiento entre tres personas fuese común en la sociedad, como son las relaciones homosexuales, si hubiese miles de personas que dependiesen de que se legislase sobre eso, si hubiese marchas y pedidos, quizás debería pensarse. Pero al menos por ahora, no parece que ocurra. Ni aquí ni en ningún lugar del mundo.

“Mañana se van a querer casar con un delfín, y va a haber que aceptarlo?”. Nadie quiere casarse con delfines, pensar que nuestras relaciones son como enamorarse de un delfín habla más de quien lo piensa que de nosotros.

“Hay temas más importantes, es un pedido progre de clase media”. La homosexualidad cruza verticalmente las clases sociales. Y como en todo, los más pobres son los más desprotegidos. Y los pobres homosexuales están un poco peor que los pobres heterosexuales. Y las travestis pobres están peor que todos.

“Si todos fuesen homosexuales, se termina la humanidad”. Ninguno de nosotros quiere que la homosexualidad sea obligatoria. Sólo algunos heterosexuales quieren que la heterosexualidad sea obligatoria. Y no les sale. Queremos un mundo variado porque de la naturaleza nacimos todos.

Quizás el niño homosexual sea tu hijo. O tu futuro hijo. O tu nieto. O vos. O quizás no. No importa. Lo importante para todos es que el niño homosexual no tiene por qué sufrir porque vos te creas normal. Lo normal es que el mundo es maravillosamente variado y cada uno es valioso, porque es diferente a todos, y es diferente a todos, porque es igual a todos.

La mala noticia para los que insisten en vivir en el pasado, es que el casamiento homosexual ya existe hace años. Sólo falta que el Estado lo reconozca. Peleamos por ese reconocimiento. Cuando se despejen los prejuicios, los odios, la crueldad y la mentira se descubrirá finalmente la verdad que dos mil años de ocultamiento no pudieron tapar: la homosexualidad no es nada.

sábado, 26 de junio de 2010

El círculo - Kevin Johansen

Acuéstate y duérmete, para despertar sonriente y feliz. Despiértate, levántate, para cansarte y volver a dormir.

El círculo da la vuelta, y al terminar, la vuelve a dar.

Discúlpame, perdóname, para que puedas ofenderte otra vez. Enójate, castígame, para que puedas quererme después. El círculo da la vuelta, y al terminar, la vuelve a dar. Yo te olvidé, no me olvido más.

Entrégate y ríndete, para que puedas escaparte después. Libérate y suéltate, para que puedas quereme otra vez.

El círculo da la vuelta, y al terminar, la vuelve a dar.

Te dí todo, y ya no doy más. Hoy te quiero, mañana también. Pasado no, el año que viene creo que siempre te querré.

miércoles, 9 de junio de 2010

Do you promise not to tell?

Por mí ya se lo podés contar hasta a tu vieja, si te pinta... pero el título tiene que ver con que entre entrada y entrada tiene que haber continuidad.

Sueños reveladores si los hay, después de romperme la cabeza tratando de desentrañar el misterio de por qué te tenía tanta bronca entendí todo. El problema no es que queremos cosas distintas, el problema es cómo vos vas evitando el tema de ponerle nombre a esto, evitás las charlas sobre esto y me hacés creer a mí que yo tampoco las quiero tener, porque cada vez que me ves dudando te encargás de confundirme, de usar cualquiera de esas tácticas tuyas para tenerme cerca, pero calladita. Esas frases que significan tanto "Soy tuyo" como "No somos nada". Hijo de puta. Que bien que la hacés. Me estafaste desde el primer día, pero la culpa fue mía también, después de todo lo permití, ¿no?

¿Igual sabés qué es lo mejor? Recientemente decidí que para mí no ibas a existir más. Y sin vos, no sufro, porque estoy aprendiendo a disfrutar (un poco) de estar sola.

domingo, 6 de junio de 2010

Fool me once, shame on you. Fool me twice, shame on me.

Últimamente la frase del título la vengo utilizando demasiado seguido… no sé si asustarme o pensarlo como algo que nos pasa a todos. Tengo la leve sospecha de que los seres humanos vinimos defectuosos al mundo. “el hombre es un animal que razona” ¿qué carajo flasheó Aristóteles cuando dijo esa frase? Quizás la del problema soy yo, pero últimamente razono menos que una cucaracha. Es terrible ver como me vuelvo a equivocar una y otra vez. Lo peor, encima, no es equivocarme, es que me pasa siempre con lo mismo. Vuelvo a caer todos los días y me dejo llevar por lo que no sé si llamar instinto o real pelotudez (real, porque es a tal extremo que me merezco estar en la realeza de los idiotas). Yo ya no sé ni qué hacer conmigo misma. Me doy cuenta de que ya hay algo que me está faltando, que en realidad no es nada. Vuelvo a definir mi propia felicidad en base a otros, y es eso lo que está mal, y yo lo tengo clarísimo pero no sé por qué carajo no lo puedo evitar. Igual el otro día desarrollé toda mi teoría extraña sobre por qué nos pasa esto a todas las chicas de –aproximadamente- mi edad.

Según esta teoría (tan ridícula y boluda como yo, pero no importa, esto es FILOSOFÍA BARATA, que nadie pretenda más de mí), los hijos tratamos de corregir los errores que le vemos a nuestros viejos. En el caso de la generación de nuestros padres, dada también la situación histórica, claramente, vieron en sus viejos (nuestros abuelos) que a pesar de que existía el valor de la familia y el ¿amor? para toda la vida, trataban de definirles la manera en la que tenían que pensar, vestir, cómo y cuándo tener sexo… y hasta les decían con quién! Por eso fueron los “rebeldes”, los hippies, los militantes. Las mujeres tenían que hacer valer sus derechos, por primera vez votaban y se podían poner a la altura del hombre.

Ahora noto en nosotros el intento de corregir los errores de nuestros propios papás, a los que vemos laburar y defender sus ideologías… pero cuando hablamos de amor? No “amor libre”, no “amor a la naturaleza”… AMOR. Queremos que nos quieran, que nos mimen, que nos completen. Mis viejos están divorciados. Los de la mayoría de mis amigas también, y hay otros tantos con padres desaparecidos o irresponsables, madres que no se preocupan por sus hijos y que los torturan psicológicamente.

Yo me defino por otros porque amo. Amo amar. Quiero querer y ser correspondida más que nada en la vida. Obviamente me encantaría ser una mujer independiente, con mi trabajo, mis estudios y mi inteligencia, pero si me preguntás qué es lo que quiero automáticamente se me cruzan primero otras cosas por la cabeza. Yo espero fervientemente conocer a mi príncipe VIOLETA, que me va a adorar toda su vida y va a ser mutuo. Mi matrimonio/concubinato/noviazgo o como te guste llamarlo va a ser para siempre y todo lo que sufra para llegar a eso va a haber valido la pena… y si lo consigo, reviviría mil veces todos los llantos, solo para alcanzar lo que quiero una vez más.

Mis 51 entradas de FUCKIN LOVE lo valen. Las 10 de simple LOVE las superan ampliamente.

Vida querida, te digo “vení no más”, porque lo lindo que me espera me da muchísimas ganas de seguir padeciendo lo que sea necesario.

jueves, 3 de junio de 2010

You're the first one when things turn out bad





Foto vieja, pero está buena!







Por alguna razón que aún no llego a comprender del todo, siempre me atrajo la gente rara. SIEMPRE. En el jardín de infantes, cuando tenía escasos tres añitos conocí a una nena. A la vista muy simpática, siempre con sus dos colitas bien altas y tirantes. Esta nena a pesar de parecer tan normal cuando la veías por primera vez resultó no ser tan corriente. Hablaba poco… y cuando hablaba LA DELIRABA. Con cinco años tenía una capacidad de flashear mucho más grande que la de la mayoría de la gente de mi edad. Automáticamente nos hicimos mejores amigas, la verdad no me acuerdo por qué. Lo que tengo clarísimo es que había encontrado al roto para el descocido que era –y soy- yo. Para que se representen, aunque sea un poco, de qué estoy hablando… imagínense: Dos nenas. Una rubiecita con cara de buena, la otra con dos trencitas, muy tranquila, más cara de angelito todavía… Jugando en el arenero, atrás del tobogán… simulando ser dos brujas que preparaban una poción para matar a todos los del jardín! Había muchos de estos juegos que solo nosotras dos éramos capaces de inventar, en serio. Y no sé si esa nena estaba mal de la cabeza, si yo estaba mal o qué… pero la misma, aunque un poco más crecida y sin las dos colitas todavía hoy sigue siendo mi mejor amiga. Y sigue siendo un personaje. Y es por eso que la amo tanto con todo mi corazón. Hay veces que me exaspera, porque tiene una capacidad ÚNICA EN EL MUNDO de sacarme de quicio (¡aunque creo que es mutuo!), pero no puedo quererla tanto. Si me preguntás si nos parecemos la verdad es que no sabría qué contestar, porque no tengo idea, pero lo que sí tengo clarísimo es que me entiende. Si no me entiende siempre me va a escuchar. Soy bastante acelerada a veces, me pongo sensible y necesito relajar la cabeza. Estar con ella me tranquiliza automáticamente.
A mí siempre me atrajo la gente rara… y Ro es mi preferida :)

Filossofiabarata's soundtrack