domingo, 7 de junio de 2009

Si no dejás que el silencio termine su gestación, te mato.

CAR: Y si la matamos, ¿qué?
SEG: No necesito sugerencias acerca de probables epílogos. Estoy hablando o, mejor dicho, estoy escribiendo con la voz. Es lo que tengo: la caligrafía de las sombras como herencia.

(...)

SEG: El sol nace en mi mirada. Cuando cierro los ojos es de noche.
Medita profundamente. Aparece Car notoriamente elegante. Trae ropas más alegres.CAR (yendo y viniendo como un maniquí): Este modelo, señoras y señores, se llama "Después de mí, que se jodan". Seg, me siento hermoso.
SEG: No me interesa la percepción que podés tener de tu esquema corporal. Necesito silencio.
CAR: Pero al menos reconocé que en mí, ahora, todo es lujo, calma y "voluptad".
SEG: ¡Silencio, se está haciendo el silencio! Si no dejás que el silencio termine su gestación, te mato.
CAR: Adiós.
SEG: ¿A dónde vas?
CAR: Adonde nadie alumbra silencios como si fueran quintillizos.

(...)

SEG: ¿En qué pensás?
CAR: Quiero ordenar lo de aquí. (Se toca la cabeza con ambas manos). Hay como cinco chicos mendigos saltando mi cerca mental, buscando aperturas, nidos, cosas para romper o robar. Quiero hacer orden.
SEG: ¡Orden! ¿Qué es esa mentira?
CAR: Aunque sea una falacia, aspiro a tener orden. Para mí, es la flor azul de Novalis, es el castillo de Kafka.
SEG: Decí mejor que es tu musa de la mala pata.
CAR: Yo sé que es idiota, pero es lo único que quiero verdaderamente. Un espacio mío, mudo, ciego, inmóvil, donde cada cosa esté en su lugar, donde haya un lugar para cada cosa. Sin voces, sin rumores, sin melodías, sin gritos de ahogados.
SEG: ¿Es eso todo lo que querés?
CAR: Quiero un poco de orden para mí, para mí solo.
SEG: ¿No andarás enfermo?
CAR: Estás profanando mi sueño. El orden es mi único deseo, por lo tanto es imposible. En consecuencia, no creo estar molestando a nadie deseando cosas imposibles.
Va hacia la puerta.
SEG: ¿Por qué te vas?
CAR: Si solamente algo anduviera mejor gracias a mi presencia en esta casa. Pero no. ¿Para qué sirvo?
SEG: Para hablar conmigo. Gracias a nuestras conversaciones adelanté mi libro.
CAR: ¿Cuál libro?
SEG: ¿Qué libro?
CAR: El que adelantaste.
SEG: Pero si me estoy refiriendo a mi obra teatral.
CAR: ¡Una obra teatral!
SEG: No te hagás el viajero sin equipaje. No me vengas ahora con que me olvidé de contarte lo de la obra.
CAR: ¿Qué importa si me contaste o no? Espero que hayas adelantado mucho.
SEG: Mucho, no. No mucho. A veces el sol se me sube a la cabeza y escribo como si reaprendiera la vida desde la letra a. Otros días son como el de hoy: soy un agujero desintegrándose. (...)

[Alejandra Pizarnik - Poseidos entre las lilas]

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