Adicta

Besos sobre los ojos cerrados que callan. Besos en los párpados y en las comisuras de los labios, en el hueco entre el hombro y el cuello y ese hueso que a mí sabés que me parece tan lindo. El pequeño pliegue entre la nariz y la mejilla. Esos besos que logran que importen solo ellos y sus pausas. En ese momento solo importa el otro.

Pueden haber infinitas frases… tan dulces! Pero loa besos nos sustraen. Lo irreparable deja de importar, uno es capaz de hacer cualquier cosa. Se puede sentir como ESO va introduciéndose lentamente en el cuerpo, a través de los oídos, penetrando por los ojos, a través de las manos… Y una vez dentro se agita y avanza y se torna imposible pensar en otra cosa.

No se trata de nada más… Solo “decir frases con los ojos cerrados bajo los besos -te quiero infinitamente… mi amor por vos crece como un arbolito-”